“SÍNDROME DEL IMPOSTOR”
El miedo a fallar
¿Alguna vez has luchado con la sensación de no sentirte digno de reconocimiento en tu trabajo, con una horrible sensación de malestar y temor a fallar? Es el Síndrome del Impostor.
Los psicólogos clínicos Pauline Rose Clance y Suzanne Ament Imes introdujeron por primera vez el término » fenómeno impostor » en 1978, después de haber estudiado una muestra de 150 mujeres de alto rendimiento. Estudios posteriores sugirieron que la experiencia es igualmente sentida por los hombres. Por lo tanto, nos puede afectar a todos. Una causa subyacente es la sensación de no estar a la altura de las expectativas, ya sea los propios objetivos de las personas o en comparación con sus compañeros. Usted también se está comparando con los demás, en lugar de con lo que realmente necesita para los roles y la vida que desea llevar.
Las comparaciones son injustas, ya que comparamos lo peor de nosotros con lo mejor de nuestros compañeros.
No se trata de una enfermedad ni un trastorno mental. Mentes brillantes como Albert Einstein y Neil Amstrong lucharon contra el Síndrome del impostor.
El autor Neil Gaiman fue invitado una vez a una reunión de grandes personajes: artistas, científicos, escritores y descubridores de cosas».
En la reunión, Gaiman se encontró con un hombre que le dijo: «Solo miro a todas estas personas y pienso, ¿qué diablos estoy haciendo aquí? Ellos han hecho cosas increíbles. En mi caso, yo simplemente fui a donde me enviaron».
«Sí», le dijo Gaiman. «Pero fuiste el primer hombre en la Luna. Creo que eso cuenta para algo». Este hombre era, como sabemos, Neil Amstrong.
El núcleo del Síndrome Impostor es una creencia persistente de que no ser lo suficientemente bueno o ser incapaz de enfrentar desafíos que la vida nos arroja, a pesar de la evidencia que demuestra el ser hábil, haber obtenido títulos, promociones, relaciones positivas y elogios. Sentir como si fuera un farsante, un falso o un fraude.
«Todavía sufro el síndrome del impostor» confesó públicamente Michelle Obama, en diciembre del 2.018, en un auditorio londinense atestado de estudiantes. Se trataba de un instituto de secundaria para niñas en situación de exclusión social. Narró su camino desde el gueto de Chicago a las prestigiosas facultades de Derecho de Princeton y Harvard. ¿Cómo podía decir esto una mujer que aparece en la lista de los diez mejores abogados de EE UU, una excitante carrera electoral a la Casa Blanca y dos legislaturas como modelo a seguir de “primera dama”?
¿De dónde viene el Síndrome del Impostor? Algunos investigadores creen que tiene sus raíces en las etiquetas que los padres asignan a miembros particulares de la familia. Por ejemplo, un niño podría ser designado como «inteligente» y el otro como «débil». Otra teoría es que los padres pueden programar al niño con mensajes de superioridad: el niño recibe tanto apoyo que los padres y el niño creen que él o ella es superior o perfecto.
El síndrome de impostor puede definirse como una colección de sentimientos de insuficiencia que persisten a pesar del éxito evidente. Los «impostores» sufren de dudas crónicas y una sensación de fraudulencia intelectual que anula cualquier sentimiento de éxito o prueba externa de su competencia. Parecen incapaces de aceptar sus logros, por exitosos que sean en su campo. Las personas de alto rendimiento y gran éxito a menudo sufren, por lo que el síndrome del impostor no equivale a una baja autoestima o una falta de confianza en sí mismo. De hecho, algunos investigadores lo han relacionado con el perfeccionismo.
Hace algunos días escuchaba a alguien que me decía: “Quizá no dure mucho en mi trabajo. Todos los que me rodean son personas altamente capaces. En cualquier momento me pueden poner en la calle”. Le oía con admiración. No podía creer que una persona tan inteligente y bien preparada estuviera hablando de esa manera. Le dije: ¡calma! ¡Vive el día a día y ya verás que le cogerás el ritmo a tu trabajo y estarás como pez en el agua! Me alegra saber que actualmente está contenta de haber continuado y se siente a gusto en lo que hace.
Algunos consejos:
- La necesidad de un mentor, alguien a quien admires.
- Selecciona tus amistades, hay personas negativas y envidiosas. ¡Húyeles!
- Rodéate de personas que te inspiren.
- Aprende a vencer tu temor a fallar. Primero debes reconocerlo.
- Acepta las críticas, te llevarán a mejorar, pero también disfruta de tus logros.
- Eres importante por lo que eres, no por lo que haces.
- Aprender a responder con humildad a los halagos diciendo: ¡Gracias!
- Evita compararte con otros.
- ¿Y si el verdadero problema es el perfeccionismo? Todos cometemos errores. No hay nadie perfecto.
- Aprende a delegar y confiar responsabilidades.
- No todo es trabajo, dedica tiempo a ayudar y servir a otros.
- Si eres una persona creyente, practica tu fe.